Torres Petronas - Kuala Lumpur (Malasia) |
Mi fugaz paso
por Malasia se ciñó a su capital, Kuala Lumpur. Aproveché el tiempo que tenía
en una larga escala de avión para conocer un poco la ciudad que, durante
algunos años, albergó los edificios más altos del planeta, las famosas Torres
Petronas.
Fue una
pequeña, divertida y arriesgada gincana en la que debía de conseguir los medios
de transporte necesarios para llegar al centro de la ciudad y después, sin
lugar a más entretenimientos de vuelta urgente al aeropuerto para seguir mi
camino. Corría el riesgo de perder el vuelo que me llevaba a Indonesia pero
acepté el juego sin tenerlas todas conmigo, y ya se sabe, en el juego o se gana
o se pierde.
Bajo del avión
y me voy directo a la salida para tramitar el acceso al país. En poco tiempo
consigo que me estampen el sello que me permite transitar por Malasia. Me
apresuro a tomar el primer tren que me lleva hasta la estación central. Cuando
llego comienzo rápidamente a localizar la línea de metro que se dirige al
corazón de Kuala Lumpur, consigo hacerme con la información y sacar el billete
en una máquina expendedora, subo en el primer tren y me bajo en una parada que
se encuentra cerca de las Torres Petronas.
Son las 16:00
horas, voy muy bien de tiempo. Encuentro la salida del subterráneo donde me
encuentro y subo por las escaleras mecánicas hasta salir a la calle. Salgo
justo en donde se encuentran los famosos edificios pero no los veo porque están
a mi espalda, camino un poco y me dispongo a preguntar, doy la vuelta y me
quedo mirando hacia arriba y la imagen me deja inmóvil y sobrecogido, ahí
estaban las impresionantes Torres Petronas.
Pronto busco
una de sus entradas e intento subir pero resulta imposible. Los tickets de
entrada se suelen agotar en las iniciales horas de apertura. Visito su interior
y veo todo tipo de comercios, después me dirijo a los edificios colindantes
para intentar subir por ellos y tener una buena perspectiva. Pregunto en varios
bloques pero no permiten la entrada. Finalmente me cuelo en un hotel cercano y
subo con un cliente en el ascensor. El cliente introduce la tarjeta de su
habitación en la ranura de la botonera del elevador y marca el piso 30. Yo como
no tengo tarjeta me tengo que bajar ahí mismo y subir hasta el piso 72 por las
escaleras. Subo sin detenerme los 42 pisos restantes, cuando llego a la cima
del hotel mi pulso está acelerado y la puerta de la azotea blindada con un cartel que avisa que
está conectada a una alarma. Así que me toca bajar, sin poder disfrutar de las
vistas, al menos esta vez lo haría por el ascensor ya que sí permitía pulsar la
planta baja.
Fotografío las
Torres de distintas perspectivas y luego me doy un paseo por la ciudad. Cuando
comienza a anochecer regreso hasta las Torres que ya han empezado a iluminarse.
Me hago con algo de comida y la degusto sentado en las inmediaciones mientras
me deleito con la impresionante vista de este ingenio arquitectónico. Miro el
reloj y me hace salir de este momentáneo encantamiento para poner rumbo al
aeropuerto. De nuevo dos trenes y justo a tiempo para tomar el avión a
Indonesia. Juego terminado y partida ganada!!!
Atardecer islas Gili - Indonesia |
Amanece y me
traslado hasta la famosa playa de Kuta. Tardo bastante en encontrar algo decente a un precio razonable
para pecnoctar. Finalmente consigo algo más caro de lo que me gustaría. Dejo
las cosas y con impaciencia me dirijo hacia la playa, quiero ver las famosas
olas de estos mares delicia de todo surfero. La playa es una maravilla y las
olas ese día estaban bien.
Andando por las ramas - árbol en islas Gili |
Ahora más
cerca de la orilla consigo subirme a la tabla y surfear espuma. Luego busco una
pared pequeña y así repito una y otra vez hasta que me quedo sin fuerza. Ha
sido un día fantástico.
Han pasado
unos días y voy a la isla de Lombok cerca de Bali. Allí he quedado con Pablo el
argentino que conocí en Tailandia. Me sorprende que podamos coincidir en un
lugar tan remoto con el ajetreo de viaje que ambos llevamos. Al día siguiente
de mi llegada aparece Pablo en el hotel. Es toda una alegría poder encontrarse
de nuevo. Llevaba bastante tiempo solo y volver a ver una cara amiga es de lo
más reconfortante.
Decidimos ir a
las islas Gili, cerca de Lombok. Nos embarcamos con los locales y en breve
estamos en Trawangan una de las tres islas.
Es un lugar
maravilloso, tres islitas pequeñas de arenas blancas y turquesas aguas. No hay
ningún tipo de vehículo a motor. Ninguna de sus calles están asfaltadas. No
tienen policía ni tampoco hospital. No recuerdo que haya estado en un paraje
así con anterioridad. Resulta una delicia. Mucha gente que llega hasta aquí viene
impregnada de ese espíritu hippie que la mágica de la isla promueve.
Tortuga en el fondo marino de islas Gili - Indonesia |
Las islas Gili
son uno de esos lugares que te gustaría conservar para siempre en la memoria…
Llegaba el
momento y tocaba de nuevo despedida ahí se quedaban las paradisíacas islas con
sus rojos atardeceres y por delante el camino que continua…
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